Magacín | |||||||||
Viven en la calle de los colectores | |||||||||
La 6a. calle de las zonas 2 y 6 es el eje final de la red Norte de colectores de aguas pluviales y servidas. La arquitecta Patricia Cifuentes escribe acerca de las incertidumbres y acciones que toman los vecinos de esa arteria. | |||||||||
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Crecí en el Barrio Moderno y, por la proximidad, durante mi infancia frecuenté Ciudad Nueva; recuerdo que por sus calles solía manejar bicicleta. Mi abuela aún vive en el Barrio Moderno. El sábado pasado, cuando llamó para comentarme que se había abierto un hoyo gigante en Ciudad Nueva pensé que exageraba, pero al siguiente día (hace exactamente una semana) pude ratificar que se trataba de un fenómeno similar al de hace tres años en la zona 6, en el barrio San Antonio. Las imágenes que han circulado en los diferentes medios nacionales e internacionales acerca del hundimiento de la zona 2 podrían parecer fotografías de un trompe-l’oeil (engaño al ojo, en francés) de algún artista contemporáneo; pero para los capitalinos resulta una experiencia cercana, tanto en tiempo como en distancia, a menos de dos kilómetros.
Durante un par de días traté de encontrar información verídica entre los vecinos que conozco en el sector, pero me di cuenta de que, al igual que yo, se encontraron con que el acceso a la información institucional es muy limitado. Sabían prácticamente lo mismo que yo, que se estaban tomando algunas medidas de seguridad para los damnificados con la colaboración del Ejército, la Policía Nacional y de los bomberos. Pero de las explicaciones del agujero, nada.
Llegué a la conclusión de que había una gran probabilidad de que el nuevo suceso concluyera con un diagnóstico similar al del barrio San Antonio y que el mismo se acreditaría con simpleza a cualquier fenómeno natural. Sería una pésima corazona. El miércoles pasado la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres emitió un boletín. “Lo sentí confuso y en él hasta se excusa a la Municipalidad de Guatemala al atribuir el hundimiento a las lluvias de Ágatha”, apunta Carla Maldonado, quien vive a escasos 300 metros del agujero.
El sábado 29, Carla se encontraba en el segundo piso de su hogar, atendiendo la lavandería, cuando escuchó un estruendo y de inmediato notó que los cables del tendido eléctrico y el poste de luz de su cuadra cedieron. No sería lo único, también cayó un inmueble de tres niveles.
“Llegó el montón de vecinos y se alertó de la formación de un hoyo, pero resultó ser un tremendo hundimiento. A partir de ese momento, todo lo que hemos sentido es temor”.
La familia de Carla ha vivido 46 años en el sector, su casa es de las primeras viviendas construidas en Ciudad Nueva. En todos esos años no recuerda que la zozobra se apoderara del vecindario. “Cualquier ruido que uno escucha, rápido lo asocia al hundimiento”, dice camino a una reunión de vecinos que se realizará en la iglesia católica de la colonia.
Acciones ciudadanas
¿Cómo sucedió? ¿Cuál es el estado actual de la red de colectores? ¿Quién es el responsable de los daños? ¿En cuánto tiempo se rehabilitará el sector? ¿Quién nos proporciona un plano de la red de colectores? ¿En qué situación está el subsuelo de la casa en donde vivo? ¿Pasa algún colector debajo de mi casa?
Tal y como ocurrió en 2007, en Ciudad Nueva los vecinos se hacen las mismas (y quizá más) preguntas que los del barrio San Antonio. Sin embargo, la cantidad de promesas de parte de los funcionarios para prevenir futuros desastres semejantes al hundimiento en la zona 6 parece ser mayor en número.
Como consecuencia, han resultado acciones ciudadanas anteriores y posteriores al hundimiento en la zona 2, como las realizadas por la Asociación Ecológica y Cultural Mapaches de Ciudad Nueva. Desde febrero de 2008 ha publicado denuncias en su blog (ciudadnuevaunete.blogspot.com) acerca de rajaduras, retumbos, hundimientos y fugas de agua visibles en el pavimento y acerca del riesgo del tránsito de vehículos municipales de carga pesada dentro de la colonia. Y recientemente, en su perfil en la red social Facebook (facebook.com/mapache.c.nueva) ha compilado las impresiones de sus diversos contactos, luego del hundimiento en la 11 avenida “A” y 6a. calle.
“Leí el comunicado en el cual ahora nadie se quiere hacer responsable del agujero. De verdad, es indignante como guatemalteca ver la irresponsabilidad de esta gente. ¿En manos de quién está el país? De la Municipalidad era de esperarse. Ese lugar como organización da tristeza, pues 30 metros de tierra no se caen de la noche a la mañana”, publicó una vecina en el muro de la organización el día que Conred hizo público su informe, el cual fue reproducido en la página muniguate.com.
Ante el contenido del boletín, otro contacto agregó: “No sólo no hacen nada, sino que no han venido a recoger la ceniza, ni a ver los dos derrumbes que tenemos en la 11 avenida final y 17 calle”, criticando la versión de que la arena de la erupción del Pacaya junto a las lluvias de la tormenta Ágatha fueron el detonante del hundimiento. Acatando esa versión, y ¿ya se priorizó la recolección de la ceniza sobre el tramo de los colectores?
Otros comentarios también recogen la incertidumbre por denuncias que no han sido atendidas adecuadamente: “Le recuerdo a alguien de Su Muni, que tenemos un agujero de 3 centímetros de diámetro por dos de profundidad en la 17 calle, entre 11 y 11 avenida “A”. Espero que también sea culpa de la tormenta Ágatha, la cual no sucedió hace dos años”.
Acerca del mismo caso, alguien más opina: “Les recuerdo también que entre 11 y 11 avenida “A”, el 10 de julio de 2008 se abrió un hoyo que la Muni sólo vino a ver, y a cerrar sin analizar nada más... y eso que fue después de lo ocurrido en el barrio San Antonio”.
Y cerrando una acalorada tanda de comentarios: “Creo que lo que publicaron es una burla para los vecinos, y es un informe poco profesional… espero que los vecinos no se conformen con esto. Los pequeños y grandes hundimientos no son situaciones del sábado únicamente. Llevamos años de tener hundimientos en otras calles y nunca se ha evaluado la magnitud de los mismos, sino simplemente se han hecho chapuces”.
“Muchos han escrito su opinión en el blog y en Facebook, pues les da la oportunidad de expresarse; es la voz de los vecinos. No esperábamos esa retroalimentación”, señalan los administradores de las ventanas virtuales de la asociación Mapaches, a la vez que se preguntan quién será el próximo en esta cadena de desgracias.
El colectivo recientemente ha solicitado respuestas claras y soluciones efectivas a las autoridades con respecto al hundimiento y el diagnóstico del subsuelo de todo el sector, con prioridad al que coincide con la red de colectores de aguas servidas.
En respuesta a estas denuncias y otras similares, en febrero de 2010, la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) emitió un informe técnico en el cual recomendó que se le hiciera conocer a la Empresa Municipal de Agua (Empagua) y se le solicitara de inmediato el diagnóstico de los sistemas de agua potable y drenajes (pluviales y sanitarios).
El agujero ha llevado a los vecinos a agruparse. Es el caso también de quienes viven entre las avenidas 8a. y 7a. siempre sobre la 6a. calle, trazo que descansa sobre una cadena de colectores que desemboca en el río Las Vacas.
“Esta es la segunda señal de alarma. La primera se dio hace tres años, en el barrio San Antonio”, indica José Manuel Mayorga, quien recolectó firmas entre sus vecinos para acompañarlas a una carta que presentó a la Municipalidad de Guatemala.
Pero no sólo el nuevo agujero movilizó a José Manuel; también la preocupación por las grietas y emanaciones que se desprenden de su calle. “Yo recuerdo que en los años 60 se realizaron obras en el subsuelo de este sector. Hay un punto en la 7a. avenida y la 6a. calle en el cual se observa un agujero debajo del agrietado pavimento. “Se escucha el agua correr y huele mal. Todos los vecinos estamos muy preocupados”, cita, lamentando también que nadie más tome iniciativas para reclamar sus derechos como ciudadanos.
“Somos vecinos de la ciudad; pagamos arbitrios, Impuesto Único Sobre Inmuebles y Boleto de Ornato”, dice Mayorga al considerar que corresponde a la Municipalidad el mantenimiento de la red pluvial y de aguas servidas, criticando también que en los diferentes períodos de la actual administración no se haya hecho público ningún informe del estado de la red de colectores, especialmente después del agujero que se formó en el barrio San Antonio.
El lunes 31, Mayorga tocó las puertas de su vecindario y obtuvo alrededor de 30 firmas. El día siguiente giró por vía electrónica a los medios de información la misma misiva que ese martes entregó en la Municipalidad.
“Llegamos al despacho del Alcalde. Tengo una copia de recibido, pero ni siquiera tiene el sello de la Alcaldía. 1 de junio, 3:30 p.m. es todo lo que indica la marca y nos dijeron que llegáramos la otra semana”.
En la petición, el grupo no culpa a la Municipalidad, pero pide que tome las medidas precautorias para evitar otro lamentable incidente. “Es un reclamo legítimo”, señala José Manuel.
Hundimiento, informes confusos o ignorados, temor entre los vecinos… ante este panorama consideré de suma importancia obtener la información que sirviera (si eso es posible) para evitar una tercera desgracia similar en la red de colectores. Y a pesar de las múltiples negativas a las solicitudes de información por la vía institucional, pude encontrar a personas que se animaron a transmitir su conocimiento, aunque varias de ellas prefirieron guardar discreción y pidieron que no citara sus nombres. Sus razones tendrán.
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RECUADRO | |||||||||
LOS GRANDES COLECTORES | |||||||||
Los colectores de aguas servidas son obra de infraestructura que resulta de un Plan de Saneamiento Municipal proyectado en las primeras administraciones municipales de la ciudad. La figura del alcalde como autoridad máxima de gobierno local surge a raíz de la creación de la Constitución, luego de la Revolución de Octubre. Anteriormente era el intendente quien se ocupaba de competencias y responsabilidades similares. Es en las primeras administraciones ediles donde surge la necesidad de un plan para sanear la ciudad, y así, es a mitad del siglo pasado cuando se inicia la construcción del sistema de alcantarillado y de aguas pluviales. La Planificación del Sistema de Colectores se realizó considerando las características topográficas del Valle de la Ermita, el cual alcanza su mayor altura en la misma línea en la que hoy podemos localizar la carretera Interamericana. No es casual que en ese mismo trazo se localicen el Montículo de la Culebra y sobre él, el acueducto de Pinula, más conocido como Los Arcos, ya que ambas estructuras fueron construidas para abastecer de agua al Valle de la Ermita en dos momentos históricos distantes, pero por un sistema hidráulico similar, sirviéndose de la gravedad y de una pendiente adecuada. Cualquier gota de agua que caiga en ambos lados de esa línea buscaría naturalmente hacia el norte o hacia el sur, finalizando su trayectoria al norte, con los ríos las Vacas y Chinautla (cuenca del Motagua); y al sur, desde Mixco hasta Santa Elena Barillas, con la cuenca del Lago de Amatitlán. Fue desde entonces cuando, con la intención de conservar el Lago de Amatitlán, el Plan de Saneamiento buscó dirigir las aguas residuales hacia el norte, por lo que en el sistema de colectores se hacen evidentes estos que van creciendo en diámetro conforme se acercan al final de su recorrido. De ahí que encontramos localizados grandes colectores dentro del área norte demarcada por la carretera Interamericana; uno al oriente y otro al poniente, los cuales son alimentados por otros de menor diámetro durante su recorrido, que se conocen comúnmente como cruceros. Las líneas oriente y poniente convergen en el punto del hundimiento anterior de la zona 6, previo a desembocar en los ríos Las Vacas y Chinautla. Características Los grandes colectores que se han construido para la ciudad, en promedio, tienen un máximo de tres metros de diámetro y la red mantiene una pendiente promedio del 2% en toda su trayectoria, lo cual es suficiente para que fluyan las aguas servidas lentamente, evitando así que causen erosión interna. Han sido construidos en concreto de alta resistencia a compresión, por lo que el suelo mismo ayuda a mantener estables sus estructuras. De acuerdo con declaraciones que en 2007 hizo el ex alcalde José Ángel Lee, la vida útil de esta red es aproximadamente de mil años, por lo que no es posible hablar todavía de colectores antiguos. Bajo su administración (1982 – 1985) Lee tuvo a cargo la construcción de la mayoría de los colectores. En la temporada seca, es posible que usen solamente de un 10% a un 15% de su capacidad máxima. Mientras que en la lluviosa, podría cuestionarse hoy en día si llega a ser suficiente el límite de los mismos, sobre todo con el aumento de la precipitación pluvial que se ha manifestado hace ya más de 20 años, como consecuencia del cambio climático. En el caso de que hayan llegado en algún momento a su capacidad máxima e incluso a excederla, hay que considerar también la turbulencia que causan la cantidad y la velocidad del agua, que seguramente aumenta en el cruce de colectores. Por ello, como una medida de precaución, han sido diseñados y construidos rebalses dentro del sistema, necesarios para que no colapsen si sobrepasaren sus capacidades. De hecho, los rebalses son siempre contemplados en todas las instalaciones sanitarias e hidráulicas como medidas de precaución, desde una pila o un lavamanos, hasta una presa de agua, y en cuanto a los colectores, corresponde a una tubería de diámetro menor que desfoga en la cuenca más cercana sólo en esos casos extremos. Con esto se puede lograr la regulación de la presión del caudal, por lo que también se usa el término de reguladores de caudal. El ex alcalde también manifestó en 2007 la importancia de que tanto las uniones de los cruceros como los rebalses sean supervisados, al menos una vez antes y otra después de cada invierno. Para realizar esta supervisión periódicamente, se han construido los pozos de visita, los cuales podemos identificar fácilmente en las calles de la ciudad, porque han quedado visibles sus tapaderas en la superficie. | |||||||||
RECUADRO | |||||||||
PROBLEMÁTICA | |||||||||
Tan sólo el hundimiento de la zona 6, en 2007, debió haber sido suficiente para atender debidamente el problema, porque una caverna de ese tamaño no se hace de la noche a la mañana, ni tampoco en un solo invierno, ni en una sola tormenta. Si acaso llegara a taparse el rebalse de un colector por intervención del hombre o de la naturaleza, ciertamente el colector se encontrará en riesgo de colapsar, si llega a un caso extremo de exceder su capacidad por el volumen y las fuerzas del agua. Por ello, al terminar el invierno es muy probable detectarlo a través de una supervisión periódica usando pozo de visitas. En el caso de que no se atienda, el agua que se escapa comenzará a crear una pequeña caverna buscando salir por alguna parte. El mismo material que se va desprendiendo por la erosión que causa el agua, al caer dentro del colector colapsado, será arrastrado por el flujo de agua que continuamente corre, por lo que la pérdida del material del subsuelo crecerá en la misma proporción que aumenta el tamaño de la caverna. En cuanto a los dos hundimientos, debe notarse que ambos son un crucero de colectores, que los dos presentan una figura geométrica similar, que tienen proporciones similares y que en ambos es imposible encontrar evidencia de la problemática, ya que, desde la base hasta la superficie, todo el material ha sido arrastrado por la corriente de las aguas servidas, incluido el pozo de visitas que debió existir dentro del mismo diámetro del desplome. Prima entonces el diagnóstico del hundimiento de la zona 2 para rehabilitar el sector dañado. A la vez, es también urgente el avalúo de toda la red de colectores, priorizando los cruceros de mayor dimensión. Entrada original, haga clic acá |
domingo, 6 de junio de 2010
Viven en la calle de los colectores
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